La Dignidad

La dignidad, en definición encontrada en la Wikipedia es:

“La dignidad deriva del adjetivo latino “digno” y se traduce por «valioso».
Hace referencia al valor inherente al ser humano en cuanto ser racional, dotado de libertad y poder creador, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma de decisiones y el ejercicio de su libertad.

La dignidad se explica en buena medida por la «autonomía» propia del ser humano,  pues sólo el que sabe y puede gobernarse a sí mismo, según un principio racional, resulta "señor de sus acciones" y en consecuencia, al menos parcialmente, un sujeto libre; al regular su comportamiento según normas propias, según el significado etimológico de la voz griega 'auto-nomía', ya no es un mero súbdito, ya no está bajo el dictado de otro, sino que es un ciudadano. Entendemos que esa autonomía o dignidad es solo un «potencial de emancipación» respecto a las necesidades e¡ imposiciones naturales o sociales y en la historia universal del género humano. La dignidad humana es un valor o (derecho) inviolable de la persona.“

Esta disgresión pseudo-filosófica viene a cuento para tratar de explicar, según mi criterio, el deseo de la mayoría de ciudadanos catalanes de emanciparse de España, de constituir un estado propio no sujeto a la tutela de otro estado.

Por mucho que he estrujado mis escuetas meninges, NO HE ENCONTRADO A NADIE QUE SE PREGUNTE ... ¿PORQUÉ HEMOS LLEGADO A ESTA SITUACIÓN?

Yo sí ... ¿Pug qué?

Me refiero a nadie que pertenezca al establishment político y social español, lo que ahora se denomina La Casta y que sigue siendo la dieciochesca Villa y Corte.

Bueno. Al parecer tiene la culpa el “nacionalismo catalán”, el adoctrinamiento de TV3, el lavado de cerebro de los niños en las escuelas, y, por supuesto, una alucinación colectiva, aunque esos argumentos (fáciles y superficiales) son totalmente simples y erróneos y desmentidos por la realidad.

Ya no se trata de reivindicaciones históricas más o menos científicas, ni de una cuestión meramente económica pese al evidente expolio fiscal, déficit en inversiones estructurales o estrangulamiento económico maquinado con toda la mala intención. Ni siquiera se trata de la persecución judicial contra la enseñanza del catalán. No se trata de nada de lo anterior. Ya no nos importa.

Se trata de DIGNIDAD.

Los catalanes queremos constituir una nación, un estado propio, por dignidad, tanto personal como colectiva, como ciudadanos libres y como nación.

Y sabemos perfectamente que si no salimos de España, si no nos emancipamos (nadie lo diría, pero somos una colonia, tierra conquistada) vamos a ser destruídos y triturados en aras del españolismo, la Ley y la Constitución, que no de la DEMOCRACIA.

Yo no puedo ni quiero permanecer en un país que nos insulta, nos vilipendia, nos menosprecia, nos desprecia y que nos llama ladrones, nazis, fascistas y totalitarios.

Donde la líder de un partido político (Rosa Diez) envía cartas a los eurodiputados comparando el proceso catalán con la ascensión del nazismo y el fascismo. Lo cual en Alemania, por ejemplo, constituye un serio delito: la banalización del nazismo.

Donde un ex-presidente (Felipe González) y un vicepresidente (Alfonso Guerra) comparan al gobierno catalán con lo peor del franquismo, superándolo, ante el unánime aplauso, la adhesión inquebrantable, y la euforia de una masa de gañanes.

Donde se sugiere fusilar al presidente de la autonomía o en su defecto meterlo en la cárcel sin demasiadas complicaciones ni procesos legales, etc., etc.

Donde se considera un triunfo de la “democracia” el haber impedido una votación.

Donde se dice que la Ley ha de estar por encima de la Democracia, como cualquier dictadura que se precie.

Y todo ello, y más que me dejo en el tintero por no alargarme demasiado, con el silencio cómplice y vergonzoso de los supuestamente llamados intelectuales españoles.
Que ni uno sólo de ellos ha alzado la voz para llamar la atención sobre esas tropelías.

Tal vez seamos más pobres, nos arruinaremos, se irán empresas, saldremos de la UE y del euro, nos comeremos los mocos a cucharadas, seremos expulsados de la galaxia y del universo, nos caerán encima todas las plagas bíblicas y lo que sea menester.

Pero podremos administrar nuestra pobreza como nos plazca y sin tener que entregar nuestros menguados recursos al sheriff de Nottingham.

En una palabra: DIGNIDAD.

Pero como los catalanes tenemos una antigua tradición de democracia y libertad, no queremos independizarnos a la brava (aunque me temo que va a ser la única solución) sino que queremos hacerlo mediante la expresión ciudadana en las urnas.

Queremos VOTAR y que los ciudadanos de Catalunya voten libremente si quieren ser un estado propio o seguir bajo el yugo español.

Tan sencillo como eso, y al parecer tan difícil de llevar a la práctica.

Muchos saludos.

Ispiriux