De chisteras y modelos

La prolífica cantera del Barça es, sin duda, una de las claves fundamentales del éxito actual del club. Desde Cibilia y alrededores se dedican con denuedo a minusvalorar algo tan indudable como la enorme calidad de La Masia. Ya sabéis, dicen que no se creen el “modelo”, con críticas de trazo grueso y sin entrar a valorar lo más plausible de todo ello: los futbolistas de carne y hueso que podemos ver en todas las líneas del equipo.

Hay quien dice que cuando un equipo va bien es más fácil incorporar jugadores, porque dentro de esta dinámica ganadora es más probable que un jugador nuevo se adapte. No obstante, también es perfectamente válida la reflexión opuesta; dentro de un equipo fundamentado en la excelencia como lo es el Barça a aquél que no da la talla se le descubre con rapidez. La verdad es que no sabría decantarme ni por una opción ni por otra, por eso voy a centrarme en los hechos. No me suelo creer mucho eso de que  un entrenador “se saca un jugador de la manga”, o lo “descubre”. Tiendo a pensar que los jugadores se descubren ellos mismos, que con su calidad son sus principales avalistas.

Lo que está pasando en estas semanas con Cuenca me desmiente. Estamos ante un jugador desahuciado el año pasado por Luis Enrique y que de manera totalmente inopinada ha irrumpido en el primer equipo y con un rendimiento más que aceptable. No sé si el chaval será un crack o no pero de momento ya nos ha demostrado que puede incorporarse al equipo dando la talla.

La fuerza de la cantera actual del Barça no se debe a una racha temporal, como lo pudo ser la Quinta del Buitre y como de manera interesada se pretende hacer creer por parte del madridismo. Los Messi o Iniesta se descubren solos, pero los Cuenca o Pedro son un tipo de jugador que puede perderse en la noche e los tiempos sin un entrenador que crea en la cantera y que arriesgue.

Lebowski