Lecudea

Anibal entró con prisas en su tienda. Alli le esperaban Asdrubal y Magon,sus hermanos, junto a Maharbal, su mano derecha y hombre de confianza desde hacia muchos años y con quien consultaba todas sus decisiones.

Hanon Barca, taciturno como siempre, se sabia apartado del grupo desde su error al caer en una emboscada y desde que le dijo a Anibal que no compartia ese odio a los romanos. Hanon era un hombre sensible, estudioso de los clasicos y amante de la poesia, y Anibal nunca creyo en él, y cuando dudó con su pregunta, decidio apartarlo de la linea de mando.
Si no hubiera sido de su misma sangre, lo habria mandado crucificar, pero decidio dejarlo en tareas nada importantes.

En la tienda, Magon tomó la palabra, dejando claro que hablaba tanto en su nombre como en el de Asdrubal.
-Hermano. Sabes que daríamos la vida por ti y por Cartago, pero nos llegan noticias de Hispania que creemos necesario comentarte.
-Habla, Magon - le dijo Anibal
-Estamos perdiendo la amistad con muchos pueblos en Hispania. Son bárbaros, que dicen tener acuerdos de no agresion, y piensan que si atacamos a Roma (y el asedio a Sagunto es el principio) la paz de que disfrutan desaparecera. Dicen algunos pueblos galos que si atacas Roma deberas pasar por sus tierras y que solo te mueve tu odio personal hacia los romanos. Nuestros aliados empiezan a dudar de tus metodos.
Anibal se levantó. Miraba a sus hermanos y a Maharbal, su unico amigo, el unico al que le confiaria su vida y del unico que podia fiarse.Se dirigio a sus hermanos mirando fijamente a Magon.
-Tenemos un enemigo,uno solo, pero es muy fuerte. Todos creen que es el mas fuerte. No nos preocupan celtas o griegos, ni mucho menos los pueblos de Hispania. Pero ese cubil de tramposos y ladrones a quienes algunos llaman Roma, ese es nuestro enemigo.
¿He de hacer el recuento de sus crimenes? ¿He de explicaros todas las humillaciones que hemos sufrido ante ellos?
Nuestro pasado glorioso nos fue arrebatado. Sicilia, Sardinia,Consica. Han destruido nuestra flota. Han querido quitarnos el orgullo. Y Cartago es un pueblo orgulloso-
Se que en Cartago hay quien defiende la paz, las buenas relaciones con los romanos. Pero yo no. Yo odio a Roma. Los odio desde que yo era un niño. Y conseguiré que mis soldados, el senado de Cartago, el pueblo de Cartago,odie a Roma como la odio yo.
Un guerrero con odio sera mas fiel que un mercenario que solo lucha por dinero y mujeres.
Hemos de conseguir que los pueblos galos crean en nosotros, crean que es Roma quien les engaña, y que crea que son los romanos quienes violan a sus mujeres.
Cuando se den cuenta de que el enemigo somos nosotros,ya estaremos en sus tierras con las espadas en sus cuellos.
Asi pues,este verano Sagunto. Luego los pueblos galos y por fin, Roma.
Propongo un brindis.Todos se pusieron en pie.
-Brindo por nuestros gloriosos antepasados. Que su espiritu este con nosotros en la lucha y que ellos nos ayuden a acabar con los romanos. Y que Baal este de nuestro lado.
Hizo un gesto y entro en la estancia un hombre menudo, grueso y con una cabeza muy grande que llevaba una melena mal cuidada larga y sucia.
-Este es Sileno, cronista e historiador. Narrara nuestras victorias y nos ayudará a convencer a los galos de nuestra fuerza.  Nos inmortalizará y muchos siglos despues seguiran acordandose de nosotros.
-General. Será un honor cantar vuestras hazañas. Todos los pueblos sabran de vuestra nobleza. Espero que eso os facilite los acuerdos con los galos y vuestra victoria final.
Había pasado mucho tiempo. Llegaba la batalla final. En el lado cartaginés, Anibal, Sifax, Giscon y Magon. En Roma, Publio con su fiel Cayo Lelio y Masinisa el rey depuesto de los numidas. Anibal arengaba a los suyos. Los cartagineses, con algunos libios, griegos e hispanos, más la caballeria de Sifax contestaban como una sola voz.

LECUDEA-LECUDEA-LECUDEA

En el frente romano esperaban el ataque. Publio pregunto al traductor que significaba el grito.

LQDA(Lo que diga Anibal)
Al dia siguiente, Roma volvio a destrozar a los ejercitos de Cartago y Anibal. Llegaba una nueva era para Roma que duraria muuuuuchos años.

Confiesa